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El pasado 16 de abril de 2016, en la costa del Ecuador un terremoto de 7,8 grados de magnitud, golpeó a varias ciudades del litoral, dejando a su paso destrucción, pánico y desolación.
Tan solo 42 segundos bastaron
para que el fenómeno natural acabe con la vida de 671 personas y muchas
otras que quedaron heridas, algunas personas pudieron salir con tiempo y se refugiaron
en montañas en zonas seguras.
Los capitalinos y todos los que no estábamos en la zona cero también, vivimos aquel terrible sábado que quedará en la historia de nuestro país, la provincia más afectada por el movimiento telúrico fue Manabí, la mayoría de fallecidos fue de esa provincia.
Los capitalinos y todos los que no estábamos en la zona cero también, vivimos aquel terrible sábado que quedará en la historia de nuestro país, la provincia más afectada por el movimiento telúrico fue Manabí, la mayoría de fallecidos fue de esa provincia.
Todos los ecuatorianos nos enterábamos
mediante las redes sociales que utilizaban el hashtag #TerremotoEc, inmediatamente
los ciudadanos y medios de comunicación comenzaron a mandar tweets informando
lo que había sucedido. No obstante, los primeros minutos fueron los usuarios de
las redes quienes brindaban información, más no los medios.
Robinson González, ingeniero ambiental, se encontraba en Esmeraldas la noche del terremoto, cuenta que ese momento fue de mucha zozobra y pánico, “Parecía que el hotel se derrumbaba. El ruido de las construcciones que se desplomaban era ensordecedor. Lo único que quería era llamar a mi familia para saber si estaban bien y regresar vivo a casa” expresó.
Robinson González, ingeniero ambiental, se encontraba en Esmeraldas la noche del terremoto, cuenta que ese momento fue de mucha zozobra y pánico, “Parecía que el hotel se derrumbaba. El ruido de las construcciones que se desplomaban era ensordecedor. Lo único que quería era llamar a mi familia para saber si estaban bien y regresar vivo a casa” expresó.
Finalmente, el mandatario Rafael Correo anunció el 23 de abril que firmará un decreto de ocho días de duelo nacional en honor a las víctimas del terremoto, mientras tanto las donaciones nacionales e internacionales no cesaron, cientos de voluntarios viajaron a Manabí y Esmeraldas, los rescatistas trabajaban día y noche con la esperanza de poder encontrar sobrevivientes.
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